lunes, 18 de julio de 2016

EL PAPEL DE LA CIENCIA EN LA CARRERA ESPACIAL



 EL PAPEL DE LA CIENCIA EN LA CARRERA ESPACIAL  

 La modernidad es una máquina que en primera instancia crea otredades en términos binarios, excluyendo de su relato la posibilidad de existencia de hibridez o de la aparición de multiplicidades   y en segunda instancia, establece el terreno propio para el dominio de la vida a través de la razón, operando a través de la construcción de la objetividad científica. Según Donna Haraway, el gesto fundador de la modernidad se encarna en la “separación del conocimiento experto de la mera opinión en tanto que conocimiento legitimador para un modo de vida, sin apelación a ninguna autoridad trascendental o certeza abstracta de ningún tipo…” (Haraway 2014: 15). Esta separación estaría garantizada por la auto-invisibilidad como  forma europea, masculina y científica de la virtud de la modestia. (Haraway 2004: 14). ¿Qué implica, según Haraway,  el desarrollo de una ciencia producida desde el modelo del hombre modesto?, ¿Cómo problematizar desde Haraway la objetividad producida desde la auto- invisibilidad?, ¿Cuáles son los factores que permitirían la emergencia de una ciencia encarnada?
Es posible rastrear el camino en el cual la forma de vida experimental es instaurada. Según Haraway, fue Robert Boyle quien, con el fin de establecer la forma que en se constituyen los hechos naturales, forjó tres tecnologías propias de este modo de vida:
 “una tecnología material involucrada en la construcción y operación de la bomba de vacío; una tecnología literaria por medio de la cual los fenómenos producidos por la bomba eran dados a conocer a aquellos que no habían sido testigos directos; y una tecnología social que incorporaba las convenciones que debían usar los filósofos experimentales al trata con los otros y para considerar los enunciados cognoscitivos.”(Shapin, Schaffer 2005: 57).
La tecnología material implica la construcción de la bomba de vacío, dispositivo  será la base de la separación de lo técnico y lo político, al crear la base de la objetividad de los hechos  y el consenso sobre los mismos, en tanto que el dispositivo no apela a la agencia humana sino a la naturaleza misma para funcionar.  En la tecnología social, los científicos se mostraban como portadores de la verdad de los objetos, habitando el espacio de la cultura de la no cultura, creaban los límites entre quienes podían o no testificar modestamente. El modo de vida experimental invitaba a la creación de una comunidad  testigos con autoridad que validan a otros testigos modestos y a su producción para así poder crear conocimiento científico de primera mano. 
La tecnología literaria, se vincula con separación de lo público y lo privado, la vida experimental se daba en el laboratorio, espacio paradójicamente público (se definía rigurosamente quien podía testificar modestamente), donde no todos podían entrar  físicamente, pero si participar virtualmente a través de la presentación de los hechos escrituralmente. Esta forma de escritura contiene una serie de consignas importantes que definen la forma en la cual se debe describir los hallazgos de laboratorio: para producir un efecto de verdad, quien atestigua se oculta (testigo modesto), este tipo de escritura se modela a través del testigo modesto; el testigo modesto habita la zona de la no cultura, el científico está en el dominio de los objetos, no debe mostrar empatía por aquello que estudia; la objetividad se garantiza con la diferenciación sujeto – objeto.
Las tres tecnologías, operaban de tal forma que hacían parecer los hechos como dados, aunque en realidad los hechos son producidos y legitimados a través de  la credibilidad en la virtud a la que convergen las tecnologías en cada caso; la modestia. Esta virtud es un tipo de trasparencia, creadora el efecto de verdad, cuestionada por Haraway, quien propone una inversión al modelo del testigo modesto como forma de  auto- invisibilidad científica. Según Haraway “el testigo: es objetivo; garantiza la claridad y la pureza de los objetos. Su subjetividad es su objetividad. Sus narraciones tiene un poder mágico – en su potente capacidad de definir los hechos pierden todo rastro de su historia en tal que narraciones, en tal que productos de un proyecto partidista, en tal que representaciones contestables o documentos construidos.” (Haraway 2004: 14). La disputa en Haraway será entonces sobre el estatuto de credibilidad y objetividad que confiere la  auto-invisibilidad al testigo modesto y problematiza su  cualidad “desinteresada” abocada al relativismo con el cual se erigen los postulados de la ciencia. En palabras de Haraway y frente a esta disputa propone:
“… (1) ha habido herencias prácticas, que han sido transformadas repetidamente pero siguen siendo potentes; y (2) las historias de la revolución científica forman una narración de la “objetividad” que sigue bloqueando el camino a una Tecnociencia más adecuada y autocritica dedicada al saber situado. La importante practica del testimonio creíble aún está en juego.” (Haraway 2004: 25)

En un primer momento, la producción científica, ideal para Haraway,  debe propender: hacia la búsqueda de conocimientos situados, desenmascarando los intereses de quien los produce. En un segundo momento, la producción científica debe tender a la figura metafórica de Haraway de la difracción, en la que no es suficiente con que se desenmascare a quien produce, sino que habría que provocar un conocimiento productor de trasformaciones sociales importantes para los sujetos que habitan determinada localidad, enfocado en convertir la esperanza en “hecho practico”. 
ciencia.
Un segundo aspecto que vo a posicionar enérgicamente en Haraway es la forma en la cual la ciencia moderna produce un género binario. La eliminación de las mujeres de la vida experimental será el germen de la producción de género que rastrea Haraway, desde el crimen de la persecución de las brujas (parteras, versadas en los efectos medicinales de las plantas, conocedoras de la alquimia), en Europa del siglo XVI y XVII hasta la expulsión del laboratorio del género femenino, en el marco de la creación y funcionamiento  de la “tecnología de género” de la bomba de vacío. La ascensión de la ciencia y de la objetividad encarnada en los hombres modestos se dio paralelo al desprestigio y salida de las mujeres de la producción misma del conocimiento. El estilo masculino se entronó en las cualidades de la castidad, la  modestia, la heterosexualidad que permitían dar cuenta del mundo más no de sí mismo. El modelo femenino  del modo de vida experimental se instaura en oposición al del hombre (razón/ intuición, materia/forma, pensamiento/ sentimientos) y se cierra tras este binarismos de género la posibilidad de ambigüedades, es decir, se anula la posibilidad de la creación de un tercer o cuarto género.
Al buscar los nombres de los personajes mas sobresalientes en la carrera , me encuentro con algo que no es sorprendente; seis hombres y una sola mujer;Valentina Vladimirovna, A la que por "su comportamiento en la nave" y muy a pesar de sus grandes logros académicos, no se le permitió tomar el control manual de la nave Rusa. De la misma forma no encontré en ningún link en linea que diera cuenta de los aportes de otras mujeres. Es así que puedo afirmar que las mujeres fueron excluidas tanto de este espacio como de otros espacios científicos. El resultado de este hecho y de miles de otros parecidos, es que la agentividad masculina, aun en nuestros tiempos, es investida con la virtud de la trasparencia y la sinceridad desinteresada, y, de que se prive de “agentividad epistemológica” a las mujeres.
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Fuentes: Haraway, D. (1997/2004). Testigo Modesto/Segundo Milenio HombreHembra Conoce/Oncoratón "Feminismo y Tecnociencia". Introducción y Capítulo 1. UOC. Colección Nuevas Tecnologías y Sociedad: Barcelona.
Schapin S. & Schaffer S. (1985). Leviathan and the Air Pump. Hobbes, Boyle and the Experimental Life. Capítulo 2. Pricenton University Press, NJ.

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