Actualmente
se utiliza la luz como medio para conocer la composición de los
planteas que el telescopio Kepler encuentra, así mismo se utiliza
para medir la distancia a la tierra, no sólo de los planteas del
sistema solar sino también de los recién descubiertos.
Todo
comenzó cuando Sir Isaac Newton hacía experimentos con luz y
prismas, descubriendo la luz ultravioleta y la radiación infrarroja;
cuando la luz pasa por un prisma, es defractada y se divide en 6
colores que la componen (rojo, naranjado, amarillo, verde, azul y
violeta). A partir de dicho descubrimiento, se encontraron también
una serie de vetas de color negro en las líneas de colores; dichas
vetas se deben a la interferencia de las partículas subatómicas de
los diferentes elementos químicos presentes en las estrellas y
planetas.
Una
serie de franjas de color negro sobre dicho espectro forma una
especie de código de barras que corresponde a un único elemento. Es
así como los astrónomos, utilizando la espectrografía, pueden
afirmar con gran precisión la composición de los planetas, al igual
que la distancia de éste a la tierra, método desarrollado por Edwin
Hubble.
Para
ir hasta los planetas que descubre la misión Kepler día a día,
debemos saber a cuántos, cientos de miles de millones de kilómetros
nos encontramos; del mismo modo en el que se pudo calcular la
distancia a Jupiter para que la sonda Juno, lanzada el 5 de Agosto de
2011, llegó a la órbita de Júpiter el 4 de Julio de 2016; al igual
que la sonda New Horizons tenía calculada la distancia, velocidad y
posición de Plutón al momento de su arribo. Se mide el brillo del
rojo y cuán corridas se ven dichas franjas hacia el rojo, lo que nos
da distancias a más de mil millones de años luz.
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